Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2014

Un día más

Acabo de darme cuenta en lo que se ha convertido mi cuerpo, es una jaula de recuerdos raros, de pasados paralelos y de humanos hechos de gas. Tengo aquí adentro la nausea de la confusión, ese mareo infinito que dejan las cosas y las personas cuando no están y en definitiva nunca volverán. Mi espíritu es un caja vacía, frágil como una hoja de papel tocada por las lágrimas.  Estuve de nuevo es esa torre y esta vez fui capaz de mirar hacia el abismo, luego él era un monstruo encima mio, me tomaba por las caderas, me dejaba ir y venir en un trance húmedo y aunque aguardaba calor en su lengua yo sentía un frío sepulcral en su oscura mirada. Me aterraba no que estuviera ahí conmigo, sino que al irse me iba a dejar nuevamente ciega, ahogada, abandonada. Su piel era como el pecado, se me quemaban las piernas en cada rose y su voz jadeante ahogaba mis silencios y me obligaba a gritar. Me agarre fuerte de su cabello mientras me arqueaba sobre su venenosa flecha. Me hundió las entrañ...

Derecho al Izquierdo

Tu sístole y él tan diástole, entrada por salida, abrir y cerrar, dejar llegar, dejar ir, aumento de presión y relajante ausencia. Es la intermitencia del amor. Entonces había resuelto el tema como siempre, con una carta, pero esta vez la carta era una mera dicotomía, era de un remitente para dos destinatarios: Logre sacarte, como el oxigeno sale disparado del corazón a rondar por todo el cuerpo. Así como el veneno penetra en la células, te fuiste de aquí. Siento que la lógica de la esperanza es marchitarse cuando empieza la vida y mi vida apenas empezaba. Tu estabas allí, de brazos cruzados y palabras afónicas, mi mente se alojaba en un espacio marcado por tu nombre y allí muy cómoda la imaginación taladraba el centro de mi espalda. Era imposible no recordar la figura que te hacía hombre, la figura que me atravesó el alma y que me dejó muerta. Cada tarde que llegaba la hora de tu presencia, era rara, parecía verano pero inundado de lagrim...

La Despedida

Estaba sentada en el rincón de un pasillo helado. Ya las cosas habían cambiado el sabor de la tinta y las ganas estaban inundadas en las lágrimas de un placer que parecía ceniza. Ya había reservado un espacio en sus besos y solo debía calmar el asunto en la fila del tiempo. Mi obligación para sobrellevar los desgastes del tiempo, era decirle a mi nuevo pasado el cómo y porqué el final se interpuso en un momento en el que aparentemente había oportunidad. Me arrojé pues a la letra de una carta que empezaba así: Fuiste el sueño de aquella mujer inexistente y la base de ese soldado cansado del viento. Me diste tu mano en un sitio sagrado y me sujete al afán de darte todo, porque era obvio que un día común saldría por la trastienda de lo que construimos. Antes de marchar, ¿podrías acomodarte a mis favores, y ejercer sobre mi la fuerza de una nueva forma de sentir? Y aunque todo el tiempo lo tuvimos para respirar, mi mayor orgullo fue, además de haber tenido todo el tiempo para amart...

Y Ambos Esperábamos

Ya había superado una parte del duelo, me vi ahí en medio del deseo y la presión por cobrar aquellos males que por la inseguridad y la desazón me había ganado. Sentí que la velocidad y los besos del engaño ya habían mermado, estaba tranquila. Suponía en ese momento que era tiempo de volver a las lágrimas de quien se siente sola por enviudar tan joven y de ese modo presentía que los abrazos fríos y los besos postizos, volverían. Pero mi sexto sentido jugaba con mis pretensiones. Me había acostumbrado a los cambios en los que la temperatura variaba cada segundo y al extraño ritmo de mi corazón que le latía a un hombre diferente pero con la marcación de siempre. Sí, me lo había propuesto, quería descansar un poco, cerrar los ojos y habitar mi yo, mi completo yo. En ese sueño tan mio y a tan profundo, estaba él, había aguardado por mi durante casi un lustro, la ingenuidad no se había borrado de su rostro, el del niño que yo había dejado frente a las fauces de la feroz vida sin amor. ...

Mientras tanto...

Mis manos siguen tan frías, que no tengo más remedio que sentarme a escribir. Voy y vengo entre esos lugares nuestros, lugares que nos dejaron al descubierto frente a la ingenuidad del universo. Me cuesta respirar, debe ser por la necesidad infantil de querer sentirte conmigo, aquí y ahora. No quisiera que el tiempo siga contando mis últimos momentos, sé que me queda muy poco tiempo para seguir agarrada de tu mano, tus ojos me han despachado y tus besos dejaron en mi el terrible dolor de la despedida. Cómo te extraño, extraño el día en que me viste toda yo y toda tuya para siempre. Escribo porque sé que algún día bajarás de allí para leerme, para averiguar que sentía yo por ti. Y sí, además de extrañarte desde siempre, te amé inagotablemente. ¿Sabes algo cariño? ya perdí la cuenta de las veces que he soñado contigo, y siento tus brazos como una extensión de mi ser y siento tus besos aun cuando despierto y miro tu espacio y muero por refugiarme en tu costado.  Pero me quedo ...

Muerta la pasión...

Yo no entiendo las batallas y más cuando las debo padecer yo sola. Hoy nos matamos a golpes, hoy sentí que un grito desgarrador tiene más valor que cualquier súplica. Quiero morir dentro de este dolor,  ya le temo a la angustia. Tu oxitocina se acabo y yo me quedé con la terrible sensación de saber que no me deseas, que te estremezco la mente con mis perturbaciones.

Paranoide

Como es costumbre, ya me había ido de la tierra, para agarrar un poco de ese estado andrógeno y libido de la feminidad, ya no me ahogan tanto los problemas del amor, pero si me dejo consumir por algo que aquí se le llama esquizofrenia.  Mi romance sigue igual, aunque de vez en cuando me sorprendo aun por los sobresaltos de la convivencia. Esa horrible manía de él que me obliga a mantenerme en la orfandad absoluta, ahora las putas deudas me consumen, pero todavía considero que es tiempo de vivir apenas debajo de la sombra. Y sí, porque por más que trate de salir, así sea sólo para asomar la cabeza, no falta e ruido político que crepita por estos días las sórdidas calles con olor a asfalto más que a humano. Unos se creen superhéroes y otros con la cabeza llena del Espíritu Santo pretenden parecerse a Dios.  Ya no hay humanidad, sólo manadas de lobos que se revisten de humanos, para parecerse a algo que vive, que respira y que de vez en cuando siente. Nuevamente se oy...

La ironía de la soledad

Se dice que cuando una mujer se va, es por que está pidiendo a gritos que la salgan a buscar. Yo pienso que aun después de haber ido y vuelto, todavía pido a gritos que él me salga a buscar. Ya ha pasado un mes desde el día en que elegí volver y digo elegí por que fui yo quien puso las opciones y fui yo misma quien tomó la decisión. Aun con esa imagen falsa que me hice del amor y con ese sueño quimérico que tejí, sigo plantada aquí queriendo sola y sin algún poder para obligarte. Entonces después de ver que ni una terapia, ni un documento que jamás se firmó, ni la vocación misma nos convence a los dos, creo que vuelvo a ese agujero que me hace permanecer dentro del sistema no por mi, sino por que mi hijo me lo exige. ¿Qué culpa tiene él de que yo no haya sabido elegir? Entonces vivo con el absurdo y descompuesto antojo, de quien busca el gusto en una persona que jamás llega a ser o a sentir, ese que busca el placer en los rincones más oscuros de la soledad, ese que siente que despu...

Odio suplicar que me ames

Estás a mi lado,  pero sigo sin sentir que hay algo entre tu y yo. El maldito silencio del desacuerdo y la increíble necesidad de callar lo que siento para no demostrar mi debilidad es la estrategia más ridícula que haya podido inventar. Dame un beso en el alma, déjame sentir con mis largos y finos dedos de qué estamos hechos. Cómo puedo yo disfrutar de esas canciones románticas con las que conquistas las ilusiones viejas y ajadas de una estrella nueva en el cielo. Por qué no deseas de mi eso que algunos aspiran probar así fuera en sueños.  Mírate, estás en la quietud de la rabia y del deseo. Dame tus manos, abrázame, que aunque nos invada el clima cálido yo aún me siento fría. ¿Tu furia conmigo es porqué no me atrevo a callar mi llanto cuando te pierdes en nuevos horizontes? Esta falta de confianza creció hasta invadir mi cuerpo y ya no sé cómo sacármela. Ayúdame amor no me arrojes de esa manera a la condena constante de mi desgraciada orfandad.

Todo está consumado

Fuiste tu... sin ganas de hablar, irrisorio en tu silencio, inconsciente,  loco y malvado. Cómo es que me dices en medio de tu descaro que ya no valgo nada, que como Dios, he muerto. Yo una vez más quede frente a la puerta que tiras cuando te repugno. Cómo putas se mata tal dolor. Déjame ir, no me prives de la soledad que es hermana de la libertad. Dime todo lo que me debes decir y ya, no me obligues al calvario de depender de ti. Clava hasta el fondo ese cuchillo con el que me apuñalas día a día la belleza. Ya no más, ya no me ofendas más.

¿Cómo se siente ser la palabra inspiradora del otro?

Cuántos hombres habrán querido ver una estrella. Y yo aquí, sola. Dime que después de tanto tiempo, sigues pensando en mi. Yo aquí sola, no he dejado de hacerlo. No tengo palabras, no siento que pueda decir algo más, a parte de mi ansiedad por oír de ti, aquellos versos que el tiempo y la rabia nos arrebataron. Dime, ¿qué sientes cuándo te encuentras con los detalles de mis palabras? Tal vez ¿sabías que escribo cuanta cosa me gusta sólo para vos,  al menos a modo de indirecta?.

Nostalgia

De nuevo estoy aquí, me tocó. Tuve que volver a la rutina absurda, en la que lo único que se escucha en medio de tan insolente soledad, es la voz de la muerte taladrando cada recoveco que busca escapar del dolor y la angustia que deja la incertidumbre de estar o no aquí. Ahora debo pronunciar algo, debo comunicar algo diferente a lo que ya he dicho. Quedarme o irme no es la solución, se trata de estar donde sea pero con la valentía que me permite estallar segundo a segundo mientras la voz, que no es tuya, me dice que no valgo nada y que quizás ya no existo tan cercana a tu corazón, pero cómo, si suena más el palpitar irrisorio, estridente y angustiante de tus sentimientos, que la negativa de mi distancia. En efecto, ya no estoy ahí, estoy a un lado pero no ahí donde se supone que debería estar. Mi voz es nada y suena más el viento cuando está quieto, que mi voz hecha movimiento. Ahora sólo pienso en una cosa y es algo que sin duda me arrastra a otro panorama, me contrapone a...