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Mientras tanto...

Mis manos siguen tan frías, que no tengo más remedio que sentarme a escribir. Voy y vengo entre esos lugares nuestros, lugares que nos dejaron al descubierto frente a la ingenuidad del universo. Me cuesta respirar, debe ser por la necesidad infantil de querer sentirte conmigo, aquí y ahora. No quisiera que el tiempo siga contando mis últimos momentos, sé que me queda muy poco tiempo para seguir agarrada de tu mano, tus ojos me han despachado y tus besos dejaron en mi el terrible dolor de la despedida. Cómo te extraño, extraño el día en que me viste toda yo y toda tuya para siempre.

Escribo porque sé que algún día bajarás de allí para leerme, para averiguar que sentía yo por ti. Y sí, además de extrañarte desde siempre, te amé inagotablemente. ¿Sabes algo cariño? ya perdí la cuenta de las veces que he soñado contigo, y siento tus brazos como una extensión de mi ser y siento tus besos aun cuando despierto y miro tu espacio y muero por refugiarme en tu costado. 

Pero me quedo rota, hecha nada en tu silencio. No tienes idea de lo que realmente sientes y crees que la vida es larga y que nos volveremos a encontrar en el momento justo, pero este destino no ha tenido nada de justo y realmente no espero nada de él. La crueldad de tu presencia inventada en mi cabeza, me mata, me devora, el tiempo que consume mis días sin ti y lo que más duele es saber que muero y resucito cada ves que se te antoja y así, por siempre.

Déjame amarte como si fuera un sueño, como si no estuviéramos en esta dimensión, como si no te importara despertar y como si desearas quedarte alojado ahí por siempre. No hagas nada yo hago el amor con tu quietud y tu silencio. Afuera el frío nos agobia y aquí el calor de casa no nos vendrá mal. tengo una canción para ti y un momento en el que serás tu y nadie más. Déjame abrazarte con los labios y arrullarte con la brisa de mis suspiros. Siénteme como quien duda del mundo y se avienta a lo que sea. 

Yo me iré al final con la energía de tu ser y me sentiré confiada de haberte amado incesantemente, tendré en mis brazos la razón por la que jamás te olvidaré y haré de tu recuerdo mi mejor sueño y le imploraré a Dios dejarme recrear mi vida a tu lado. Te amaré con la misma fuerza con la que te abrazaba cuando tenia miedo, te recordaré con la nostalgia de los paisajes que nos hospedaron y se hicieron nuestros cómplices. Te sentiré como cada vez que descansabas tu vida sobre mi pecho y al cerrar los ojos le daré vida a tu aroma hecho voz.

Ahora que supongo que no querrás quedarte, me atrevo pues a que sepas que jamás estuve de acuerdo con lo nuestro, pues cuando nace el amor, empieza su camino hacia el final... Y no tendré más remedio que llorar sola sobre nuestra cama.


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