Se dice que cuando una mujer se va, es por que está pidiendo a gritos que la salgan a buscar. Yo pienso que aun después de haber ido y vuelto, todavía pido a gritos que él me salga a buscar. Ya ha pasado un mes desde el día en que elegí volver y digo elegí por que fui yo quien puso las opciones y fui yo misma quien tomó la decisión. Aun con esa imagen falsa que me hice del amor y con ese sueño quimérico que tejí, sigo plantada aquí queriendo sola y sin algún poder para obligarte.
Entonces después de ver que ni una terapia, ni un documento que jamás se firmó, ni la vocación misma nos convence a los dos, creo que vuelvo a ese agujero que me hace permanecer dentro del sistema no por mi, sino por que mi hijo me lo exige. ¿Qué culpa tiene él de que yo no haya sabido elegir?
Entonces vivo con el absurdo y descompuesto antojo, de quien busca el gusto en una persona que jamás llega a ser o a sentir, ese que busca el placer en los rincones más oscuros de la soledad, ese que siente que después de perderlo todo, todavía toca permanecer ahí, con los brazos caídos y pesados.
Ahora frente a frente estamos anclados en la obligación de aparentar que somos felices, así como cuando eramos los dos solos en medio de lugares que sin querer se hacían íntimos para dar de nosotros eso que solo apenas podemos conocer juntos del universo. Ayer querías detener el tiempo y hoy dejas que el tiempo que corre y corre te obligue a separarte de mi.
En conclusión seguiré aquí, quieta y constante por que ya estas aquí y sigo sintiendo frío.
Entonces después de ver que ni una terapia, ni un documento que jamás se firmó, ni la vocación misma nos convence a los dos, creo que vuelvo a ese agujero que me hace permanecer dentro del sistema no por mi, sino por que mi hijo me lo exige. ¿Qué culpa tiene él de que yo no haya sabido elegir?
Entonces vivo con el absurdo y descompuesto antojo, de quien busca el gusto en una persona que jamás llega a ser o a sentir, ese que busca el placer en los rincones más oscuros de la soledad, ese que siente que después de perderlo todo, todavía toca permanecer ahí, con los brazos caídos y pesados.
Ahora frente a frente estamos anclados en la obligación de aparentar que somos felices, así como cuando eramos los dos solos en medio de lugares que sin querer se hacían íntimos para dar de nosotros eso que solo apenas podemos conocer juntos del universo. Ayer querías detener el tiempo y hoy dejas que el tiempo que corre y corre te obligue a separarte de mi.
En conclusión seguiré aquí, quieta y constante por que ya estas aquí y sigo sintiendo frío.
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