eres la semilla de un manzano, con sombra, con miel entre sus años.
Eres el cáliz abierto de par en par.
El Rey Midas con su pupila de copas doradas.
Eres la disculpa eterna de tus viajes al más allá.
Eres un ópalo de fuego con ojos, un corazón a rastras.
Eres la carta de bastos entre el bolsillo de mi camisa.
El rey de espadas quebrantando mis umbrales.
Eres la corriente que cruza el mar y rompe el aire.
Eres el pretendiente con su puente sobre el agua.
Eres la duda de la mañana ¿dónde estás que no te veo?
Eres tú y me cuesta hablar de ti.
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