La niña sigue pidiendo ayuda,
Perdió el galopar de su corcel,
La rabia que revestía su torso,
Se oxidó y le amarra los gritos a la piel.
Perdió el galopar de su corcel,
La rabia que revestía su torso,
Se oxidó y le amarra los gritos a la piel.
Las golondrinas sobrevuelan el pino,
Desde que le prometieron volver,
Los polluelos esperan en llanto,
Y del hombre la palabra nadie volverá a creer.
La niña espera los pétalos caer,
Las flautas gritan desde el cielo,
Cada noche que ella se duerme,
Su alma viaja para verlo.
A través del fuego ve a su amor
Espantado en el invierno,
Huyendo a gran velocidad,
Escapa de las alondras de hielo.
A ella le zumban los oídos,
Y sus letras pierden el habla,
Mientras que muere de amor,
Ya no tiene mensajes subliminales bajo la manga.
Líneas y puntos como lunares,
Pidiendo a Dios que alguien la descubra,
Su grito de ayuda se conserva,
Entre su boca de mujer impura.
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