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Anécdota

Ilustración de Fridacastelli
El viento corta las plumas de los pájaros.
En mi memoria tu canto suena como anécdota
y mis cristales se empañan
no puedo hablar de ti.

Ahora que no me perteneces
invento un sol que pueda abrazarme.
Tu solemne despedida disfraza la tarde
Y al cielo solo le restan los rojos de dolor.

A tus labios les bastó dormir aquí
para volverse leyenda sobre mí.
El tiempo viene compasivo
sobre tu nombre sonoro en el verso.

La furia en casa incendia las sillas
y el alma no tiene donde sentarse a llorar.
A mi corazón le queda la distancia
entre las cenizas y el vacío del viento.

Los amantes como bostezo
se van espantando el aire desde adentro.
La sentencia del silencio
es la lluvia de cartas sin respuesta.

Cuando tus pasos atraviesan el umbral
sin siquiera esforzarse en tocar la puerta
ven de frente a esta mujer
que nunca se sabe defender.

Las plantas se dejan regar de la permanencia
y ahora que eliges la ausencia
las amapolas se niegan a abrirse
y las Helenas se van sin apellido por entre las piernas.

Mis piernas de animal
No ocupan ahora ese rincón.
Negada a descender

Hoy lloro como un hombre y como una mujer.

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