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Mostrando entradas de 2020

Las Flores Tristes

  Soy feliz, soy el hada que baila entre las canciones  de las hojas que empuja el viento en forma de aviones. Mírame cerrar los ojos,  yéndome entre las ramitas que se juntan  en las cordilleras de cualquier país.    No puedo bailar ahora,  porque prefiero esperarte quieta  con las piernas como raíces  atadas a la tierra.   Aferrarse es fácil cuando lo único que hay por leer  son las cosas que solo yo sé  y que por más que intente nunca olvidaré.   En mi piel hay lugar para la arruga y la vejez,  pero como si estuviera hecha de nuez,  puedo darle sin tiempo  a las abejas mucha miel.   No te asustes cuando hable  el idioma de un duende fiel,  aprendí a mimar las flores tristes  con caricias de pincel.   Ahora que soy la guardiana  de los sueños donde los pistilos enferman  de tos con tanto amor,  voy a disfrazar la lluvia,  de regadera de sol,  serán rayitos ...

La Otra Casa

El silencio y su interés permanente de ser ruido,  de abrirse camino en lugares imposibles,  donde la maleza crece tapando las veredas, y las brújulas funcionan mientras menos las vean. Mis bolsillos llenos de semillas,  escapando de las costuras y la cárcel de mis manos,  seduciendo a la tierra para hacer la magia del amor que brota,  volviendo este sentir una raíz permanente,  que crece sin discriminar suelo,  aun cuando el temporal no le favorece.   A esta casa nadie llega,  es la última en el rincón del planeta  y, sin embargo, florecen los musgos,  los niños vienen a jugar aquí  y ríen mientras corren detrás de las ovejas  detrás de unas cuantas gallinas de marfil.  Esta casa es verde de día  porque en la noche apaga las luces  sometiendo a nuestros cuerpos  en un sueño íntimo y lento.   Esta casa es vieja y nos queda pequeña Es la casa del encuentro en cada época, Aquí el pacto se firma con l...

Niño Dormido

Alumbra intranquila la luna, con sus mareas de Venus reclamando al zodiaco y una pequeña camiseta oscura se queda guardada sin conocer del astro los rayos. Libre la órbita que te dibuja cada rincón como tu necio encanto como el niño que el vientre de su madre empuja convirtiendo la vida en inagotable llanto.

La Cerradura Dañada

Aquella noche tan silenciosa como las otras que habían transcurrido de la cuarentena, el cielo estaba lleno de nubes pesadas, lentas y tormentosas. Parecía que allá arriba todo lo que sentía mi corazón se estaba replicando gota a gota.  Tenía  el cuerpo aburrido, tan cansado como las muchachas a las que la resaca les dura tres días. Acababa de discutir con la tierra, con Dios, llevaba días confinada en una cárcel con el verdugo adentro y para colmo de males la noticia de la trombosis de mi vecina , la  embarazada ,  me aniquilaba la feminidad ¿Para qué traer la vida si por ser mujer iremos muriendo lentamente? ¿Cuál es el placer en sentir la carga y fingir que todo está bien y parir sin desearlo?   Mientras los niños lloraban yo sentía que dentro no quedaba rastro de lo que había construido, mis letras estaban mudas, mi música era un quejido empantanado y desdeñado, mi corazón latía por mera simpatía con los hospitales que no esperaban otro pacien...

Hagamos Un Acuerdo

Los Amantes de René Magritte (1.928) Ahora mismo escapo de casa, le veo en la esquina, nos tomamos las manos de nuevo frente a frente dejamos al silencio derramarse. Incorporamos algunas caricias apagamos el día por siempre le declaramos la guerra al tiempo acariciamos los parques de la ciudad y en cada bar dejamos versos de canciones escapamos de la lluvia en el lobby de cualquier hotel y allí donde la noche no tiene precio seguimos escribiendo la historia.

Verde Melancolía

Me faltan tus manos abuelo. El olor húmedo de la alfombra que adorna tu hogar. Me falta el silencio perfecto de las olas que pinta tu cielo y el bosque arriba donde duermen los escorpiones y juegan las hadas ¿Habrá algo en la tierra que se asemeje al sentir de tu rostro clavado en el horizonte mientras detienes el tiempo en el vaivén de las mecedoras? *** A mi me falta el gozo de verte a lo lejos, limpiando las mazorcas y fermentando la miel del agasajo ¿Sería posible que el queso que se gesta entre los moldes nativos de tu piel pueda dignificar a las almas que lo llevan consigo en el recuerdo? A esta hora duermes, como duermen las aves, como duerme el ganado, como duerme el sonoro galopar de un caballo que ha empujado la tierra durante todo el día. *** Mírate de paño y sombrero, con tus años que te otorgaron el privilegio de andar las colinas sin huir del tiempo, estás cobijado por el manto de las estrellas que solo existen sobre tus sienes y en lo alto de las c...

La Silla Y Su Ventana

Me gustan esas sillas ubicadas al pie de las ventanas Son frías generalmente y en su postura rígida conservan su milimétrico perfil nostálgico cómo de mirada ingenua, siempre quietas esperando a ser tocadas. Golpeadas por el aire que entra y sale masajeando las cortinas Esas sillas están puestas ahí por accidente, porque alguien quiso pasar un rato observando hacia la calle pero luego fue interrumpido por la llamada de su madre, de un amigo, de un conocido del marido por un vendedor de filtros. Es ahí en ese instante cuando la silla se vuelve retrato, cuando no le queda más remedio que mimetizarse con el espacio y volverse pared, volverse tapiz. Cuántos ahora estarán siendo la silla, cuántos ahora se quedan en silencio dejando pasar las caricias del viento, cuántos han sido olvidados, cuántos todavía esperan.

La Despedida De Mis Labios

Labios Fríos Labios como cuerdas Labios como pisos de madera Labios inmunes al ataque de las palabras Labios que bailan con la lengua Labios en intimidad con las manos Labios como oro lejano del hombre Labios como caricia de las sílabas con “s” Labios quietos Labios dueños del silencio Labios carceleros de la palabra Labios impacientes ante los gritos del alma Labios inexplorados Labios terrenos de bosque virgen Labios atados a la rutina de lo amargo Labios formados en la humedad del rocío Labios invictos Labios propietarios de la risa Labios culpables del llanto Labios que conectan con las manos Labios como ventana Labios de credo piadoso Labios nobles y sin bálsamos Labios sinceros con aroma a súplica Labios míos y nuestros Labios nuestros despidiéndose Labios separados a la altura de un avión Labios con visa y sin retorno. Mis labios diciendo adiós.

En Este Instante

Le extraño con furia. Cómo las olas cuando se impulsan para morir. Entre el sitio y la hora donde la pasión se convierte en herida. Pierdo siempre ante el recuerdo. Le extraño con voluntad. Dispuesta siempre a morir en el silencio. Ahí donde la lluvia borra las huellas y el aire eriza las plumas de las aves. Le lloro y ya no es secreto. Le extraño con conformidad. Porque aunque el pacto me doblega ante la ira y sus dominios. Aquí dormimos en un mismo abrazo la renuncia y el delirio. En este instante, le extraño.

Venga

Venga que puedo tocarlo Y no gritar todas las palabras, Puedo ahogarlas porque son infinitas Son las palabras que nacen al sexo Son las caricias hablando. Venga que con disimulo le excito Le arrinconó a mis laberintos Y le aplasto las horas en vela Venga que estoy absorta ante el silencio Y me cubro con su manto de melodías de tul. Venga que ya son las 11 menos 20 Y mis lagunas empiezan a taparse con niebla Y las hierbas se abrazan con la lavanda de otros planos Y yo le quiero justo, preciso, indicado, perfecto, alocado. Venga.