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Las Flores Tristes

 


Soy feliz, soy el hada que baila entre las canciones 
de las hojas que empuja el viento en forma de aviones.
Mírame cerrar los ojos, 
yéndome entre las ramitas que se juntan 
en las cordilleras de cualquier país. 
 
No puedo bailar ahora, 
porque prefiero esperarte quieta 
con las piernas como raíces 
atadas a la tierra.
 
Aferrarse es fácil
cuando lo único que hay por leer 
son las cosas que solo yo sé 
y que por más que intente nunca olvidaré.
 
En mi piel hay lugar para la arruga y la vejez, 
pero como si estuviera hecha de nuez, 
puedo darle sin tiempo 
a las abejas mucha miel.
 
No te asustes cuando hable 
el idioma de un duende fiel, 
aprendí a mimar las flores tristes 
con caricias de pincel.
 
Ahora que soy la guardiana 
de los sueños donde los pistilos enferman 
de tos con tanto amor, 
voy a disfrazar la lluvia, 
de regadera de sol, 
serán rayitos que hacen las veces 
de caricia de Dios.
 
No soy una gran dama, 
ni me alcanza la carne para ser portada, 
pero puedo dejarte cariños por toda la casa 
aun cuando prefieras que me vaya.

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