Nunca pasó. Apenas yo profunda y él se acercó cuando yo ya había
ido y vuelto varias veces. Este peso separó una a una mis ganas, como cada
médula que se desprende cuando sorprende el golpe por la espalda.
Ya no hice más que sentarme en aquello que deje ir. Extraño
todo de mí. Ya dije que prefería marcharme porque si en sus sueños no estaba yo,
para que seguir. Pasó un silencio de minutos lánguidos y fríos y sentí que no le afectaba la idea de separarnos. Supe que
ese recuerdo que me ataba a él, ese olor de los primeros días y esas ganas de
nuestros miedos se habían marchado sin dejar huella y debía hacer lo correcto.
II
Empieza a sentirse ya esa brisa penetrante de la lluvia que
escala los cerros. No puedo al menos levantar la mirada, solo sé que las horas están
contadas. Hoy será un día más, mañana estaré ansiosa, con miedo, con dolor y esperaré
a que después pueda resignarme a quedar atrapada en esta torre de la que jamás me
sentiré rescatada.
En definitiva solo bastó un segundo para bajar de nuestro
cielo y caer sin precisión sobre este desierto. Sin embargo aunque duela me enfrento a todo lo
que me caiga encima.
Tanto te pedí hablarme que me voy apenas con las ganas y sin
saber escribir.
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