Ya sé que no has vuelto a querer leerme. Ahora, no sé si
alguna vez lo hiciste. Hoy con el frió que me rompe los huesos y la lluvia que
camufla mi llanto, se que ya es hora de partir definitivamente. Mi alma me
reclama con ira, porqué sigo sentada aquí. Me están abandonando los latidos del
corazón y solo puedo apenas decir adiós.
Hoy más que nunca me declaro enferma, por fin acepto mis
culpas y me doy cuenta que no hay nada por hacer para recuperar aquello que
puede llenarme de vida. Claro, todo se me fue en un segundo, en ese segundo el
cual demoré en abrir los ojos. Siento que esa sonrisa tuya me destruye y que tu
paciencia se ha transformado en conformismo y ganas de ser tú sin importar a
cuantos debas pisotear. Hoy no quiero nada sino perderme en la inmensidad de la
eternidad.
Hoy no creo en la depresión, hoy solo creo en que es más fácil
morir en el intento que llegar a un sueño. Duele saber que eras el recuerdo más
soñado y que tuve que perder a cuenta de nada. Que hice mal al dar mi vida por
ti, al alejar todo para que en mi mundo solo fueras tú, al arrancarme la
mentira y al dejarme tan pura como una niña que muere virgen acabando de nacer.
Solo sé que nunca nadie haría tanto por ti, nunca nadie moriría
por su más dorado sueño, nunca nadie juraría resucitar después, para volver a
ti…
Comentarios
Publicar un comentario