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Mostrando entradas de julio, 2018

Cuentos de Ovejas - Diálogo Primero

–Y luego, aunque no se lo he pedido, la llevaría al baño para hacérselo anal –Dijo el hombre desde las cuevas con su voz de lobo–. –Sabes que soy tan tuya que puedes disponer de mí para cada escena –anotó la dama, quitándose el abrigo desde el otro lado de la línea– sino qué sentido tendría la sexualidad entre este par de humanos que son capaces de jugar a ser bestias, que sin tenerse al lado se motivan tanto al punto de estrecharse las almas y volverlas tan únicas que saben, se entienden, se presienten. –¡Cuidado! –Dijo aquel hombre, con la pretensión de persuadir a la tierna oveja–. Usted es esa clase de mujer de la que un hombre podría tomar provecho. –Si estoy equivocada, entonces me botaré a la hierba, para que las aves de tus manos me esparzan los hilos de mi pelo sobre el borde del río, donde los peces languidecen con las olas sucumbidas al viento –Susurró la dama entonces sus palabras, imanes de placer–. –Dime algo que pueda hacer por ti noble bruja –Exclam...

Las Aves, La Vida, Las Idas

Afuera las aves ya saben cantar tu nombre, me cuentan que te han visto salir de casa cada mañana, que el sábado pasabas la tarde con tus amigos y que juegas bolos  muy bien , que también celebras con abrazos esos pequeños triunfos y que estás mucho mejor. Las aves que en mi ventana cantan tu nombre, dicen que ya casi no fumas, que tienes el pelo un poco más largo y que a tus manos les falta un aroma, uno que tu memoria se esfuerza en recordar, el de la vainilla con miel y una pizca de sal o el de la madrugada saliendo del hotel. Revolotean esas aves sobre mi cabeza, se posan con sus plumas verdes y brillantes sobre mi ansiedad y mi enloquecida mirada que se detiene en la banca del virrey, al frente de las flores que no existían pero que saben que esa noche no nos logramos desprender. Las aves visten hermoso, te hacen un tributo entre los azules de tu nombre y los amarillos de tu voz, toman por su pico el agua de mi vientre y la llevan hasta tu boca, que aún sin tenerme, ...

Del Volumen de Cartas

Photo by Ysrael Cornejo Existe una razón por la que nacen las cartas, no se trata de su imprescindible elogio a las palabras, es que con ellas vienen las culpas, las disculpas y las necesidades, las ganas, el implacable trabajo de los sentidos que se echan a descansar sobre un papel, resistente a la ansiedad, a la locura, al dolor y la excitación. Esta, por ejemplo, no es una carta con pretensiones seductoras, esta es una carta que parte del acto definitivo, que a manera de rastro deja la piel sensible al tacto, los ojos prestos al llanto y los labios secos y anhelantes. Esta es la respuesta a la respuesta de nuestros cuerpos que se extrañan y a esta alma que le busca sin descanso. Si yo contara los días sin usted no serían tantos, pero como esta relación está basada en hechos y no en cantidades, es más probable que yo piense en querer aniquilarme, pues extrañarle en las horas ha sido para mí el clima más imperceptible, la jornada menos elocuente, la cena más indulgente y la m...