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Cartas

Hola:

No dejo de alegrarme por tus logros, de preocuparme por tus caídas, de pensarte noche y día, de darle gracias a la vida por lo que tuvimos y por lo que logramos, fuiste un sueño y elegir siempre fue mi regalo. Algunas veces es más fácil rescatar algo antes de ser quebrantado y la magia de todo esto resultó haber sido precisos con nuestras preferencias. Un pacto de cuida, se libera, se contempla, se extraña, se ama, se llora, se guarda, se alimenta. Un pacto somos los dos.

Llevo conmigo la pesadez del hombre, la necesidad del sexo y la mentira del amor. Llevo horas y horas creyendo en palabras livianas. La vida misma tiene dos lenguas, una vive quieta y segura, la otra canta, se rompe, recuerda. Por días dejo de quererte, me hago la sorprendida con tus ausencias y siento los golpes que nunca nos dimos. Por días me abrazo a la hoguera de tus nuevos espíritus, me duele, me arde el alma. 

Sigo escondiéndome para llorar, sigo presumiendo de una sonrisa postiza, sigo esperando con rabia el día en que despierte y nada de ti siga tocándome la piel. Oigo tu voz de niño y no puedo hacer más que reírme con hipocresía, lavar las heridas con veneno, dejarme gritar hacia adentro, ahogarnos como el peor de los recuerdos. Aun te escribo cartas, te leo las manos, te beso el cuerpo, te pienso y nada puede seguir si no dedico el destino a mirarte de lejos, a seguirte los pasos cuando estás solo por la calle o sentado en una mesa llena de infantes con barbas y pantalones cortos.

Sé que no me has descubierto, sé que jamás supondrías que me escapo con la oscuridad para mirarte y perderme en el ruido de tus palabras, sé que es más fácil decirle al viento que te susurre algún recuerdo por la calle, sé que ríes por ti, por tu libertad, yo río por mi ironía, por lo gracioso de la soledad junto a varios hombres. 

Ahí está, tu mirada oscura de siempre, la quietud de una fotografía me habla, me muestra el brillo de la vida atragantada por el miedo, ¿de dónde éramos? ¿de dónde nacimos? ¿no estábamos para matarnos la vida y nacer de la muerte? hoy te veo, estoy frente a ti, puesta como un espejo, sin marco, sin brillo, tu sigues ahí, aun lejos, abriéndome con la palabra las llagas del silencio. Te extraño y espero no verte más.


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