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Alexander

Hoy me quede mirándote, mientras te alejaba un paso y otro de mi. Olvidé por completo la furia con la que se alimentaron mis ganas. Le preste atención a tus manos que en medio del frío de la mañana se movían rápido como en aquellas épocas en que no las dejabas juguetear en mi cabello. Me vi de frente al papel con las manos rotas y sin querer firmar, Era la despedida del hasta nunca.

¿Sabes algo? hoy creo que la de ayer no era yo y la de hoy menos, mi verdadero yo se fue contigo, se quebró en la huida de un te quiero y ya no más. Absurdas negociaciones, en las que yo debo ceder a lo que un tercero define como equitativo y no en mis manos vacías donde queda el palpitar de tu amor y el mio en un solo espacio, en un solo destino.

El aire de este temporal, tiene el sabor de un beso tuyo que se me escapó en el recuerdo de decirte con mi voz simple, te amo y te amaré. Habrá que ver cuánto me recuerdas, cuántos latidos de los tuyos me corresponden y cuántas veces tu piel me supone al lado tuyo en las madrugadas. Y con esta idea de cuantificar me hago una y dos y tres gotas de agua que bajo este sol se evaporan. 

Si en el pasado me dediqué a hacer letra nuestros dramas, en el presente me dedico a mirar pasar las palabras y tu calor tomados de la mano y sin la angustia de volver la vista atrás. Presumo con un pasado que ya no está, no tuve el chance de tatuarme en ello y si quiero un recuerdo me las arreglo para verte o borrarte o reírme junto a tu mirada silenciosa y extraña. 

Hay solo una intención gris, no tan malvada. quedarme en tu mirada pendulando sobre ti, viendo volar en la habitación las hadas de la compensación y la locura. Quiero acabar con el juego, como quien cierra un ciclo para la eternidad, ahí en el fondo del vicio, en el infinito de tu sangre y la mía mezclándose en una sustancia pálida como el miedo que nos ronda al suponer nuestras vidas aún juntas.

Aun te pienso en forma de gotas que caen al vacío sin tocar mi ropa, sé que era lo justo para que pudieras ser, pero mi corazón, mi voz, mi mirada, mi espíritu no entiende que el juego consistía en perdernos el uno del otro y creer que cada uno va a estar bien siendo parte del pasado y alojándonos en él sin la breve intención de trascender al presente.

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