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Mostrando entradas de 2021

Ingenuas Palabras

Hace mucho tiempo que convertí las palabras en un no lugar,  l as he visto eso sí,  tan pequeñitas e inquietas sobreviviendo en los charcos. Cada palabra aspira el oxígeno del mundo de forma atrevida, se decanta en el vapor de los autos que vuelven a casa luego de una tarde invernal. No pagan impuestos y tampoco esperan viajar. Existen en esta ciudad, en las estaciones de gasolina donde los motociclistas estiran las piernas y dónde comen las palomas junto a los taxistas. Estas necias palabras volvieron a ser niñas después de tu partida, otra vez tiernas e inseguras. Limosneras del tiempo y ridículamente soñadoras. Pero niñas al fin y al cabo, nadie las toma de la mano y nadie las nutre entre su pecho. Estas palabritas ya no nacen, tampoco mueren, estas palabritas ingenuas esperan por ti.

Cáncer

El Doctor Mur dice que no es momento para una cirugía, que mi cuerpo todavía puede defenderse, que el cáncer está en la fase en la que todavía le falta un solo peldaño para hacerse mortal, dice que coma bien, que no piense en cosas malas, que me ría por todo, que juegue a los naipes, que salga de compras con mis amigas, que viaje al mar, que tenga sexo, eso sí con protección y hasta donde aguantar. Porque el cáncer está ahí, pero tengo que ignorarlo. El cáncer está ahí, es el frío silencioso de la sombra, es el ruidito extraño en la sala a la madrugada, es la sirena que irrumpe el fluir del tráfico para acelerarlo todo un poco más, es tu llamada que aún no llega, es la lágrima que se dibuja sobre todo el cristalino del ojo pero hace lo posible para no alcanzarse a desprender. ¿Cómo ignorar el espacio vacío que dejas? Si ya lo ha ocupado el cáncer.

Caída

Reinier Lensink Tuve un sueño, donde las sábanas caían y caían como estalactitas aquietadas por el invierno en una cueva donde todavía vivían personas. Los demonios seguían dormidos y la gloria de los ángeles del cielo se oía a lo lejos, ningún teléfono era digno de comunicarse con Dios. En el mundo no pasaba nada, las almas seguían sin comprender la soledad y las panzas llenas de los cerdos, acumulaban las palabras como chismes atrapados en un inquilinato. Mientras yo esperaba dormida la oportunidad para despertar y empezar a mover las manos, él volaba sobre el techo como un búho silencioso, fingiendo no existir.

Es Domingo

A las noches como estas deberían acompañarlas los sábados, sería más sencillo velarlas con la música de los bares de al lado. A esta hora, si fuera sábado, tendría rímel en el párpado inferior porque cuando sonrió a veces también lloro y no estaría aquí con el pelo mojado esperando a que se seque para poderme dormir. Si a esta noche la abrazará un sábado olvidaría la rabia y te invitaría a salir, dejaría a las calles enredarnos en sus trampas y no buscaría la manera de querer salir de ti. Pero hoy es domingo y no quiero dañarte el lunes. No te imagino el martes pasando a la cocina, despidiéndote de la nevera y de un miércoles que todavía no aparece, creyendo que al jueves tal vez se me pase el dolor y confiado, porque a mí, todos los viernes, se me da por tomar vino y volver a creer.  No, no es sábado, hoy tal vez sea domingo y yo ya no te quiero ver más aquí.