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Siempre Son Las Seis y Media

by Diamantelocoo
¿Quién se atreve a hacer tanto ruido?
No voy a volver, no quiero saber de carreras,
no me interesan, sé lo que hay al final...
Egos mortificados por estaturas y prendas gigantes.
Me trago el ayuno. La carne ahora es terciopelo.
Cierro los ojos y veo tus líneas,
no necesito aprender porque me gusta ir detrás.
Vuelvo a la cama sólo a dormir,
la ventana se cerró sola, también se ha cansado de esperar.

No conservo las guerras, cada cual inventa sus armas,
algunos se limpian la sangre conmigo,
yo nací para saber que no puedo quererte bien.
Cuento faltas y rehenes.
Intento recordar lo que anoche debía olvidar.
Espero como las aves que no saben planear.
Soy pesadilla para los creyentes,
rota voy tratando de admitir que no hay nada de ti.

Las noticias me hablan de lo que has aprendido a cargar.
Vas con una chica enorme, bonito girasol para tu ojal.
Tu corazón se ha dejado acariciar,
yo no tengo frío, me vuelvo a permitir la sorpresa,
de tejer tu cicatriz en mi.
La sangre se va entre tus manos, esa noche la sentiste palpitar.
Hilos de seda que encierran como celda tus ojos de color.
Los insectos también gritan, los poro se les inundan de locura,
Los labios apenas se les abren y empiezan a mentir.

Volviste a escribir y siento que hablo con lo peor de mi,
entierro las prendas que llevan tu nombre, sucio y feroz.
Además de mujer eres hombre, tu gran misterio vibra bajo tu cintura.
Gritas en mis labios y embalsamas cada cuerda,
Eres apenas un pequeño ratón, las horas se pasan jugando a ser tres.
Si es por los reclamos de mi mente, me basta con enseñarle a sentir.
No quiero pensar por nadie, no quiero crear lo que puedes inventar.
Vuelvo a nuestra lectura habitual, paso para resistirme,
Me quedo para olvidarte. Tu silencio vuelve a hablarme.

No soy más que una aprendiz,
soy feliz cocinando caramelos para dos.
Para mi versión más pequeña preparo lo que me queda del ballet.
Es un chico muy cortés, agarrando mi cintura,
me obliga a equilibrarme sobre el pulgar.
Cada abismo es un paisaje que jugando a ser Dios, él baja y remedia.
Sus manos cortas ya saben tejer,
Sus pies son los más puntuales,
encontrarle es mi arma secreta.
Siempre son las seis y media.

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