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El tiempo que acaba, destruye y mata

Han pasado varios días, para mi casi una eternidad. Mientras me quedé esperando, pasaron sobre mí muchas cosas, entre ellas tu cuerpo. Yo como siempre, creyendo que con sentir su palpitar todo volvería a estar en su lugar. por acá las cosas son irrisorias, sentí miedo, vi que el mundo se hacia pedazos poco a poco, viví la manera en qué unos sufrían las inclemencias de una sociedad que cada vez más se agarra de los demonios y vi cómo otros tantos se apartaban de esa masa que hasta hoy estaba dispuesta a no dejarse meter los dedos a la boca y digo hasta hoy por que el poder de alienación de los malditos medios está cumpliendo a está hora su cometido, engañar a idiotas.

Sin más ganas de ser yo y sin siquiera estar acompañada de la única razón que en mi puede moldear las cosas, puedo intuir que la salida a este laberinto no es otra que apartarme de la terrible angustia que produces cada ves que oigo tus pasos acercarse. Hoy volví a decirte qué es lo que pasa por mi mente y a ti apenas se te ocurre decirme que me desahogue. ¿Desahogarme?, ¿Cómo? si cada vez que lo hago estoy tan sola que ya hasta las paredes se han lastimado con mis gritos y reclamos, es más mi voz que alguna vez fue mi fuerza ya esta cansada y siente la necesidad de escapar, de no ser más para mi, por que otra vez volví a estar sola, amarrada en ese ir y venir del silencio, ese que ni una sola respuesta puede dar, solo preguntas, absurdas y desgarradoras preguntas.

Puedo imaginarte, puedo asegurar que eres feliz, que nada de lo que ha pasado, ni el fuego de las calles , ni mi llanto desgarrador puede sacar de ti siquiera un suspiro, por que para ti el universo se reduce a una migaja de entretención. ¿Cómo puedes venir y con tus artimañas obligarme a ceder, después de que ceder fue mi gran error?. Creo que la vida se nos va como el respirar de un pecho que se infarta, así, con miedo, con ausencia, con desesperación.

Otra vez has decidido alejarme de ti, cuando yo estaba acostumbrada a remendar toda cosa que pudiese quebrantarse. Me dejaste con las manos vacías sobre la mesa. Dime ¿Qué voy a hacer?, ¿De qué manera puedo escapar o al menos sucumbir a tu estrategia y dejarme ir sola, sin dirección? estoy esperando tanto de ti que me siento estúpida, siento que no tengo nada propio, nada para mi.

Esta vida de encierro, de escribir y escribir, nada más, me está matando. Creo que ya nada es suficiente para decir que, en algún momento, valió la pena. El día que me fui, para demostrarte que era posible extrañar a alguien, solo empaque tu buen recuerdo, que en este desorden del mundo, tristemente refundí. Ahora con qué me visto, con qué me abrigo, si de las cosas que tengo a la mano solo cuento con tu ausencia, con tu fría ausencia sepulcral. ¿Quién putas mató nuestro amor?

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