Sólo sé que extraño todo de él. Veo en esas transformaciones
un luto, que más que eso, es una pausa para
mirar atrás. Qué bueno es hacerlo.
Acabo de recordar algo. Que siempre estás ahí, a pesar de
tener tu corazón fragmentado. En este momento desearía dejarlo todo, buscarte
de la manera que más te gusta que te busquen. Decirte que es momento de darnos
todo.
Ahí viene ese asesino de los deseos. Tengo miedo y es que si
vuelvo a mi, a lo que quiero y es bueno, sé que me quedaré esperando y quizás
para siempre.
Dame más que tus manos,
Dame la fuerza con la que me miras,
Dame la respuesta que surge de tus ojos,
Dame tu espalda para descansar.
Yo te daré mi estado, mis batallas y mi guerrilla,
Átalas a una roca y arrójalas al mar.
Déjame darte un beso de perdón,
Y entrégame la lucidez de nuestros anhelos.
Hoy extraño todo de ti…
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