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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Las Flores Tristes

  Soy feliz, soy el hada que baila entre las canciones  de las hojas que empuja el viento en forma de aviones. Mírame cerrar los ojos,  yéndome entre las ramitas que se juntan  en las cordilleras de cualquier país.    No puedo bailar ahora,  porque prefiero esperarte quieta  con las piernas como raíces  atadas a la tierra.   Aferrarse es fácil cuando lo único que hay por leer  son las cosas que solo yo sé  y que por más que intente nunca olvidaré.   En mi piel hay lugar para la arruga y la vejez,  pero como si estuviera hecha de nuez,  puedo darle sin tiempo  a las abejas mucha miel.   No te asustes cuando hable  el idioma de un duende fiel,  aprendí a mimar las flores tristes  con caricias de pincel.   Ahora que soy la guardiana  de los sueños donde los pistilos enferman  de tos con tanto amor,  voy a disfrazar la lluvia,  de regadera de sol,  serán rayitos ...

La Otra Casa

El silencio y su interés permanente de ser ruido,  de abrirse camino en lugares imposibles,  donde la maleza crece tapando las veredas, y las brújulas funcionan mientras menos las vean. Mis bolsillos llenos de semillas,  escapando de las costuras y la cárcel de mis manos,  seduciendo a la tierra para hacer la magia del amor que brota,  volviendo este sentir una raíz permanente,  que crece sin discriminar suelo,  aun cuando el temporal no le favorece.   A esta casa nadie llega,  es la última en el rincón del planeta  y, sin embargo, florecen los musgos,  los niños vienen a jugar aquí  y ríen mientras corren detrás de las ovejas  detrás de unas cuantas gallinas de marfil.  Esta casa es verde de día  porque en la noche apaga las luces  sometiendo a nuestros cuerpos  en un sueño íntimo y lento.   Esta casa es vieja y nos queda pequeña Es la casa del encuentro en cada época, Aquí el pacto se firma con l...

Niño Dormido

Alumbra intranquila la luna, con sus mareas de Venus reclamando al zodiaco y una pequeña camiseta oscura se queda guardada sin conocer del astro los rayos. Libre la órbita que te dibuja cada rincón como tu necio encanto como el niño que el vientre de su madre empuja convirtiendo la vida en inagotable llanto.