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Gobiernos

Diciembre no avisa que el tiempo se hizo río y que no hay puentes para cruzarlo.
Mis normas me llevaron a cruzar la calle y verte pasar como la nostalgia que piensa en tu olor.

Me animo a olvidarte en los días que dejo de fumar, pero el espacio que guarda tu aliento te implora, te filtra en la sangre y te vuelves llanto.

Mi plan cada mañana es volver a tus besos y luego cerrar lo ojos para verte marchar. 

Las mentes tóxicas de los que nos encadenan, solo saben exprimir a las almas unidas por el verso y el poder de los verbos ásperos que en sus manos son caricias a la distancia. 

Tus ojitos de oasis me han dejado sedienta, me provoca adorarte en la lluvia que dejas a tu paso pero el clima y su secreto elevan tus gotas y ya no hay retratos que quieran dibujarte.

El horror nos abrazo y condenó a nuestros ojos a comunicarse desde lo injusto del silencio y la añoranza, nuestra piel es toda una cicatriz y arde, arde la ciudad que gobernamos.

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Ilustración de  Raffaele Marinetti El espacio entre los dos puede llamarse distancia, pueden denominarlo lugar, tú tal vez le dirás no lugar, yo le digo tiempo. Tiempo que atraviesa atmosferas, que se carga de energía, que también es compás y pista de baile. Ese espacio que ahora es tiempo también es dueño de la piel, le plancha sus pliegues de extremo a extremo, se hunde en ella, la moja y la bautiza con los linajes infinitos de la humanidad. Ese espacio invisible como pisadas de reloj, susurra el monólogo del sexo, te llama por tu nombre, te pide que no le sueltes, que le muerdas y que le beses, que le reclames con la mirada los papeles indivisibles de una magistral actuación. Ese espacio que es tiempo viene por ti y por mí, nos captura en el imposible descanso del placer y en el exceso llama al sudor, se prende del pecho agitado que busca el cielo, intentando encontrar en él los picos más altos de una paz de nieve, de blanco orgasmo, de líquido y tórrido orgasmo. ...

Alguien Tiene La Culpa

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