Si tu voz no está, me duermo con el rastro de tu piel, que en coincidencias habita entre mis libros. Volví a escribirte cartas con mis ojos, entré en el juego cotidiano de esperarte cada mañana entre silencios. Sé de ti y de tus días, de tus stacattos que me bañan de aire y me hacen melodía. Las noches vienen con el deseo de mi amigo el escritor, él dice amarme y yo respondo a sus secretos sin querer creer nada. Mis rastros se han quedado en un hospital, en unos brazos débiles y en una pequeña boquita. Voy por la calle ahora con la cintura rota, tus brazos me faltan y tu sutil manera de llevar la ropa, me muestran la estupenda puntualidad de tu cuerpo en mi tiempo y en mi espacio. Vas y vienes, traes algo contigo que no puedo entender y mucho menos poseer. El cielo trata de encontrarme y yo sigo adentro, bailo al compás de nuestros gustos, de nuestros anhelos. ¿Sabes cuántas veces puedo despertar aferrada a tu alma? Las noches me han llevado a ti, te sueño todo el tiempo y sé q...