Ir al contenido principal

El Beso Inexistente

Ahora que soy como el verde prado de una tumba, ahora que la lluvia dejó su rastro en mi, su melodía de ecos sobre techos y su aroma a ciudad húmeda e inmóvil, siento el poder de sus palabras atravesando mi carne. Tengo a mi lado, retenida con mis piernas, su imaginación inagotable, su lengua que me sentencia al duelo de la muerte, la muerte que ahora me observa rodeada de lagunas y cantos palpitantes.

Como esencia de miel, como la soledad en un cuarto amarillo, como el sabor de un día que aún no guarda sonidos, como un cuerpo desnudo atrapado entre giros y sensaciones de baile, como su mirada que me enfrenta y sus labios que parecen perros salvajes retenidos con cadenas de mordiscos, así es todo su discurso, su poder que desata mi magia, que corrompe al universo y lo hace naturalmente una melodía sin reglas, sin escalas.

Aroma que me entrega, bosque de sábanas que me llevan a casa, hierbas para limpiarse y credos para juzgarme, maldiciones en el cuerpo, útero impaciente, piel y voz para atraparle, viento en la garganta extendida y amarrada al pecho, locura en la mirada, y un no lugar para las manos. Mi ventaja sobre la suya, mi injusta manera de guardarme su beso, de llevarlo conmigo y regalarle a la memoria su ritmo, su voz hablándole a mi piel, reclamando alimento y vaciando el alma entre fonemas acompasados y bailes de cuatro tiempos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Espacial

Ilustración de  Raffaele Marinetti El espacio entre los dos puede llamarse distancia, pueden denominarlo lugar, tú tal vez le dirás no lugar, yo le digo tiempo. Tiempo que atraviesa atmosferas, que se carga de energía, que también es compás y pista de baile. Ese espacio que ahora es tiempo también es dueño de la piel, le plancha sus pliegues de extremo a extremo, se hunde en ella, la moja y la bautiza con los linajes infinitos de la humanidad. Ese espacio invisible como pisadas de reloj, susurra el monólogo del sexo, te llama por tu nombre, te pide que no le sueltes, que le muerdas y que le beses, que le reclames con la mirada los papeles indivisibles de una magistral actuación. Ese espacio que es tiempo viene por ti y por mí, nos captura en el imposible descanso del placer y en el exceso llama al sudor, se prende del pecho agitado que busca el cielo, intentando encontrar en él los picos más altos de una paz de nieve, de blanco orgasmo, de líquido y tórrido orgasmo. ...

Alguien Tiene La Culpa

No te alcancé en los aeropuertos, no vine por ti al truco de los sueños, tampoco te cité en la oscuridad de los museos, no hubo latidos míos rodando en el suelo. Llegaste a la madrugada, tus botas puntuales a la nieve helada, mientras tu abrigo travieso con el viento bailaba, el abrazo de nosotros ni el terraplén alcanzaba. Existen dudas, millones de preguntas, estrellas que confundo con plumas, y plumas que los ángeles traviesos lanzan sobre mis lágrimas caducas. Volaste y borraste desde el cielo el rastro ardiente de tu alma en mis entrañas, soltaste de la rama las semillas más extrañas, arrugaste el manto fértil que forma la telaraña. Ahora la viuda ha matado al poema, las letras no quieren existir, para decir lo que hay que decir, las luces apaga y cierra violenta la puerta, no sabe que sigue, ni lo que hay por venir.

.- -.-- ..- -.. .-

La niña sigue pidiendo ayuda,   Perdió el galopar de su corcel, La rabia que revestía su torso, Se oxidó y le amarra los gritos a la piel.   Las golondrinas sobrevuelan el pino, Desde que le prometieron volver, Los polluelos esperan en llanto, Y del hombre la palabra nadie volverá a creer.   La niña espera los pétalos caer, Las flautas gritan desde el cielo, Cada noche que ella se duerme, Su alma viaja para verlo.   A través del fuego ve a su amor Espantado en el invierno, Huyendo a gran velocidad, Escapa de las alondras de hielo.   A ella le zumban los oídos, Y sus letras pierden el habla, Mientras que muere de amor, Ya no tiene mensajes subliminales bajo la manga.   Líneas y puntos como lunares, Pidiendo a Dios que alguien la descubra, Su grito de ayuda se conserva, Entre su boca de mujer impura.