La noche es la sonrisa de los huérfanos.
Nadie nos dice cuál es nuestro mal.
Los kilos no nos pesan,
la gravedad no nos obliga.
El mar no tiene dueños, pero si gobierno,
en sus perlas están todos mis secretos.
La marea no nos ataca.
La sal no nos previene.
Cuando el corazón se libera,
nace el llanto real.
Puedo quedarme contigo,
puedo aferrarme a mi.
Las cartas hablan de promesas y abrazos,
su lenguaje es la canción de cada mayo.
Los versos nos separan,
mi suerte ya no puede creerte.
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