Photo by Denis Forkas Kostromitin La comedia tiene la gracia de estar por encima del delirio, está ahí camuflada entre la locura, creyéndose diosa y hada, jugando con la ira y despertando a los bufones del pasado. Ella tan coqueta como siempre, convencida de una sensualidad que nadie entiende, pero de la que todos se antojan. A la comedia se le ve por ahí, atravesando pasillos, siempre a la víspera de las celebraciones porque gracias a Dios, nació. La comedia sale a la calle, disfrazada de lujo y lejanía, con sus manos suaves agarradas al qué dirán y siempre estrenando zapatos, porqué para que pisar el suelo si a mayor distancia más se infunda el anhelo. Su maldita risa loca, mueca, perversa y escandalosa, va por ahí y se las juega todas en la noche, cada viernes captura un alma y nunca más la libera. La maligna comedia se cree dueña y abre locales de la vergüenza, embriaga a los solitarios y se siente perfecta, tiene estrías en el alma, pero se maquilla los l...