
¿Qué habrá dicho
la noche que nos arropó y ahora nos tiene frente a frente entre mudos vientos?
¿Acaso al hombre
le brillan las pupilas por la esperanza más que por lo que posee?
A los viajes les
faltan las promesas, así como a estas manos se le agotan las fuerzas para
empuñar la pluma y revolcar las arenas de nuestro manantial.
El tiempo que
suma, ahora también resta novedades.
Nada más monótono
que entrar en los días soleados, atravesados por deudas que se pagan puntuales
y un café que se sirve frío y que dura sobre la mesa dos o tres horas. Nada más
monótono que todos mis lugares carentes de palabras y repletos de bostezos.
¿Qué dirá ahora
la noche que me ve paciente preparar la cama, dormir del lado derecho, escuchar
la ausencia y caer profunda hasta que el sol sacuda mi alma y la traiga de
vuelta?
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