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Mostrando entradas de abril, 2020

Verde Melancolía

Me faltan tus manos abuelo. El olor húmedo de la alfombra que adorna tu hogar. Me falta el silencio perfecto de las olas que pinta tu cielo y el bosque arriba donde duermen los escorpiones y juegan las hadas ¿Habrá algo en la tierra que se asemeje al sentir de tu rostro clavado en el horizonte mientras detienes el tiempo en el vaivén de las mecedoras? *** A mi me falta el gozo de verte a lo lejos, limpiando las mazorcas y fermentando la miel del agasajo ¿Sería posible que el queso que se gesta entre los moldes nativos de tu piel pueda dignificar a las almas que lo llevan consigo en el recuerdo? A esta hora duermes, como duermen las aves, como duerme el ganado, como duerme el sonoro galopar de un caballo que ha empujado la tierra durante todo el día. *** Mírate de paño y sombrero, con tus años que te otorgaron el privilegio de andar las colinas sin huir del tiempo, estás cobijado por el manto de las estrellas que solo existen sobre tus sienes y en lo alto de las c...

La Silla Y Su Ventana

Me gustan esas sillas ubicadas al pie de las ventanas Son frías generalmente y en su postura rígida conservan su milimétrico perfil nostálgico cómo de mirada ingenua, siempre quietas esperando a ser tocadas. Golpeadas por el aire que entra y sale masajeando las cortinas Esas sillas están puestas ahí por accidente, porque alguien quiso pasar un rato observando hacia la calle pero luego fue interrumpido por la llamada de su madre, de un amigo, de un conocido del marido por un vendedor de filtros. Es ahí en ese instante cuando la silla se vuelve retrato, cuando no le queda más remedio que mimetizarse con el espacio y volverse pared, volverse tapiz. Cuántos ahora estarán siendo la silla, cuántos ahora se quedan en silencio dejando pasar las caricias del viento, cuántos han sido olvidados, cuántos todavía esperan.