Necesito abrir mi voz a tu piel, creerme esas historias que fluyen blancas, dejarlas pasar y gobernar en mi patria; mi patria de faringe noble pero generosa, de manos inquietas, de ojos en guerra y de piernas que recuerdan tu ritmo. Necesito liberar mi lengua, dejarla ser espontánea en el ejercicio de labrarte como tierra. Mi lengua tan lánguida y paciente, tan geométrica y espacial quiere entenderte en tu disfraz de pieles, piel de lulo, piel de satín, piel de bosque, piel de ave, piel al sol y piel al descanso de mi abrigo. Necesito entender de ese circo, cómo es que tu sabor es tan liviano y frutal, cómo es que las lunas me liberan al canto de las burbujas con las que llegas, cómo te abandonas niño pastor a su rebaño y me sacias, me alimentas, me llenas en el sentido de la plenitud y la urgencia de desbordarse. Necesito amar tus manos en mí, tu cuerpo en esta sensible cárcel, tu figura de lobo y de ave, tu deseo en la mañana y el plan con el q...