Sé muy bien lo que sientes, yo he sentido lo mismo. Todo de momento es una mierda, es basura, es el tiempo mal invertido lo que acaba por cortarnos las alas, luego lloro, no quiero a nadie, ni a mí misma y me repudio, me lamento por los otros que no han sido capaces de darme algo, pero me lamento más por mí, porque les confié mi alma, mis anhelos, hasta mi cuerpo llevándolo al extremo del cansancio, donde solo al siguiente paso me quedan las ganas de no despertar jamás. Y son así más o menos los siguientes tres o cuatro días. Luego no tengo opción y me admiro en los talentos que improviso para mi subsistencia, en lo maternal que soy no solo con mi hijo sino con todo aquel que por desgracia se sienta a mi lado; me admiro también en una voz que solo disfruto yo porque no está adornada al extremo, porque la he cultivado natural y porque la consagro para mis ausencias. También me aferro a los hábitos, a los malos hábitos y los llamo malos porque me encarcelan m...