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Mostrando entradas de agosto, 2017

Mar

Tengo una lección con tu nombre de mujer, el llanto, los juegos, las canciones desconocidas que aprendí de ti. Hoy te llevo conmigo, en mi aire, en mis pies, en la piel. Tus labios diminutos y tu piel me recuerdan nuestras traviesas hazañas en un salón tan grande que servía de hogar y de lecho para fantasear. Tus manos en mi pecho marchando al ritmo de los discursos de nuestra mujer amada, las letras, las cámaras, la voz y los supuestos escatológicos de alguien que quiere adelantarse a los axiomas del cuerpo que en su todo conserva unos ojos que cuando recuerdan o llaman la nostalgia giran a la derecha y que cuando mienten o inventan versiones de sus trivialidades ruedan a la izquierda y se posan en la risa, en la negativa de una vida que nos ha golpeado, amores embrujados y cadenas de mentiras y la voluntad, nuestra voluntad, nuestra puta voluntad. Las cartas, las cartas que nacían de un simple refrán, una básica rutina de decirnos todo el tiempo que tenemos la vida entera para a...

Desencuentros

Quiero recordarte mientras imagino un trayecto absurdo en un auto cualquiera, no conservo la dirección pero sé que estoy cerca a tu casa. Es la maldita costumbre de abrazarte en la distancia, de ignorar las señales que al compás de una luz roja nos obligan a frenar. He cantado para ti, he esperado horas la cita que nos debemos y te ignoro todo el tiempo.  Ayer hice el amor toda la noche, desperté con los besos de ese hombre aferrados a mi pecho y nuevamente lo deje entrar. Luego vi el techo arropado con la luz del día, vi sus curvas de aire ondeando como la danza de una bruja que invoca nombres sin ruido, cerré los ojos a la tarde pero no pude ignorar de ella aquello que se esconde: nuestros cielos en distinto mapa. Ven aunque te haya reemplazado, ven a cuestionarme desde siempre, desde el alma, ven y vuelve a suponer estas historias, siéntelas tuyas y regresa a tu vida de incontrolable duda. Estoy ebria. Estoy maldecida por el refugio esporádico del licor, vuelve a mi, ...