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Fotografía por Diamantelocoo |
Debe saber que nada me importa tanto como el malestar que me queda, no de su ausencia sino de mis encuentros conmigo. Me devuelvo a las páginas en las que no hay más que mi mirada tratando de dejar escrito algo de lo que cargo por dentro. Las horas eternas en silencio, los días que se mojan fácil porque yo así lo quiero, las úlceras de los gritos que callo y su mirada sobre un cuerpo que no es más que eso, carne, volátil que se mata cada día.
Los huesitos de mi cuerpo hablan de fragilidad, los hombres hablan entre ellos y yo no le hago caso a mi voz. Me aferro a cuidar de sus labios, cuidar de su risa, me voy pisando la tierra que usted también pisa. Sus manos, sus dedos, me hacen ser la caricia que descansa en ellos. Somos así, en la distancia, la imagen de cualquier espejo. Le cuido sus sueños, cuido su vida, cuido a quien le quiere y cuido a quien le cuida.
Sus ojos, son en sí mismos la palabra más bella del mundo. De acuerdo con los caminos le abro la puerta a la sensibilidad que se merece y que jamás pretenderá cambiar por mi, por cualquiera. Estar cerca del amor es eso, gustarse así sin que nadie lo deba percibir, sin que el otro deba saberlo. Mientras tanto aquí las horas se van encantadas porque no corren, simplemente están.
El futuro no pensado, se hace enorme y sin saberlo llegan los angeles de niños y ancianos y este libro en su final se hace un beso. Cerca del amor, pero sin tocarlo, acariciarlo o abrazarlo. Así a simples pasos el deseo se hace un desierto en los labios y mercados de besos inexistentes. No le tendré, tampoco le adivinaré, ni sabrá usted adivinar mis buenas luces.
Ni cobardía, ni soledad, se trata de mi, de mi cotidiano nombre, de las puertas que me invaden, unas cerradas otras abiertas, precisas para que usted salga y pueda entrar. Me entrego al viento, pierdo cosas y algunas me quedan. A veces me cuesta ser y dejar quieto lo que algunos pueden ver. Respiro y no sé si entiendo todo pero espero y me dedico a calmarme las noches en vela. Lo que hay no siempre es lo que es.
No somos siempre nosotros lo bueno, nadie debe cargar con la culpa de todo, hay cosas que matan más que el veneno y así en la otra vida se nace. Noches de azares, sin puntos ni comas, nos dejamos sin sueldos, sin uniformes, sin fuego, pero con la ambición de habernos tenido y dejar quieto todo tanto que no se encuentran historias como estas en enciclopedias, en tintas.
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