Él: -La oralidad me encanta. ¿A ti no?-
Ella: -Por supuesto. Me encanta.-
Él: -Entonces...¡Que haya algo de más oralidad entre los dos! ¿Mala idea?-
Ella: -No. Dime por favor ¿qué es lo que más te gusta de la oralidad?-
Él: -¿Prefieres la verdad?-
Ella: -Siempre.-
Él: -Bien. En la oralidad necesito de la expresión, el gesto, lo que comunica. Ese es mi juego.-
Ella: -Y respecto a detalles de ritmo y canto ¿Qué sugieres?-
Él: -¡Mujer!, La articulación es un aspecto maravilloso. El uso de la lengua como más que una simple herramienta, los artilugios de los mismos labios, y la agilidad que se posea en músculos variados, como aquellos
que acompañan el movimiento rítmico y acompasado de la cabeza, las manos...-
Ella: -Lo del canto era sólo una manera de adornar mi pregunta, pero ¿qué puedes sugerir? o ¿deseas agregar algo?-
Él: -Sí. A mi, particularmente, me fascina mirar la voz de la mirada durante ese momento de expresión, bueno, en lo posible; la mirada muestra
mucho más de lo que te imaginas...-
Ella: -Es decir, ¿te gusta la clave de la comunicación? que sea verbal y no verbal.-
Él: -Se complementan de tal manera que... ¿Y a ti?, ¿Disfrutas la oralidad por qué?-
Ella: -Claro que la disfruto. Existen sensaciones que sólo pueden darse cuando existe tal
proxemía, es como si ambos tomáramos bocanas del mismo aire para
comunicar ansiedad, deseo, emoción, hambre y más deseo.-
Él: -Proxemía...me encanta. Ubicación, proximidad, alejamiento. Y el concepto
erótico de hambre...-
Ella: -Soy de las que cree que el fin de la oralidad es haber
saciado el hambre. Y hablo de llenar, llenar los vacíos del tracto digestivo.-
Él: -Sí.-
Ella: -Cada objeto de la oralidad es alimento.-
Él: -¡El verbo se hace carne!, dice Aute.-
Ella: -y Jugo de Luna dijo Cerati.-
Él: -Sí. Eso me refresca la memoria. Nuestra memoria, Memoria de las frutas que se deshacen en la
boca. ¡Tengo apetito!-
Ella: -La seducción de la oralidad es magia pura. Es verbo y carne. Es hambre...-
Él: -Me encanta cuando navegamos por las orillas
sin descender a tierra firme, por un río que invita a la imaginación. Tus
costas las tengo en mi mente sin ni siquiera haberlas visto...mucho menos
tenido. Me esperanzo que en el tiempo pueda ostentar el título de haber sido marinero en tus aguas; en tus costas, en esa hermosa bahía que preconcibo y anhelo verme sumergido para desatar mi tormenta aplazada.-
Ella: -Y yo lo disfruto mientas naufragas.-
Él: -De eso no habrá duda. Bien decía el poeta: "¡Apurad, apurad que la muerte os espera!"-
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