El Doctor Mur dice que no es momento para una cirugía, que mi cuerpo todavía puede defenderse, que el cáncer está en la fase en la que todavía le falta un solo peldaño para hacerse mortal, dice que coma bien, que no piense en cosas malas, que me ría por todo, que juegue a los naipes, que salga de compras con mis amigas, que viaje al mar, que tenga sexo, eso sí con protección y hasta donde aguantar. Porque el cáncer está ahí, pero tengo que ignorarlo. El cáncer está ahí, es el frío silencioso de la sombra, es el ruidito extraño en la sala a la madrugada, es la sirena que irrumpe el fluir del tráfico para acelerarlo todo un poco más, es tu llamada que aún no llega, es la lágrima que se dibuja sobre todo el cristalino del ojo pero hace lo posible para no alcanzarse a desprender. ¿Cómo ignorar el espacio vacío que dejas? Si ya lo ha ocupado el cáncer.