Ph: Nuberrante Permítanme la sombra de los árboles adolecerme como la raíz que se quiebra, que se esparce a cada lado como calambre de la imaginación y me retuerce los recuerdos como imágenes difusas, incomprendidas y alteradas por el aura de quién se crece entre el dolor. Hoy el viento está más ausente, ya no golpea en las ventanas como la palabra perdón que busca siempre dónde reposar. El cielo se arropa de algodones para guardar la intimidad de su alma como hace tiempos el hombre se guardó la prudencia en el armario. Ante el espejo se aparece el olvido con cara de monstruo, me dice que a cada día mi mente va borrando las figuras que forman su rostro y me boto a la cama, a esperar a que el reloj me empuje al mundo en forma de amenaza para no llegar tarde a trabajar. Ahora que los minutos del día perdieron el impase de su respiración rodeando mi piel y que ocupé la mente en todo y en nada, me detiene una ventana que brilla con luz amarilla, que almacena cajas de cartó...