Existen detalles imperceptibles. Sí. Son quizá los detalles más grandes que puedan darse y al final resultan ser insignificantes, simples, olvidados. Yo por ejemplo amé y sigo amando aún cuando me dejaron de amar. Di mi vida para construir y además di vida a su vida, a la vida que nos concluye a los dos. Parí con dolor como todas y mientras sufría en mi desnudez pensaba en el mañana, en el querer prolongar así la vida juntos. Dar, maldito detalle. Me pesó el alma cuando di sexo y no amor, me pesó la vida cuando corrí tras él y él sólo huyó, me mató con la misma facilidad con la que se dio a sus amantes. Di también mientras estaba con ella, di para formar la mentira que los une así como la primera vez que él me mintió. De los detalles me quedaron los envoltorios de colores y moños empinados, lo demás ni lo probé, el resto de aquellos detalles se anidaron en las débiles mentiras, en su constante quererme y extrañarme para tocarme y sacar de ello mi detalle, ese por el que aún muere per...