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Mostrando entradas de octubre, 2015

Carta a una constante despedida

Cuando tuve que resignarme a perder la partida en un proyecto de vida que creía mío, me di cuenta que no solo con él, se iban los recuerdos, las ansiedades y los propósitos, había algo más que debía acostumbrarme a dejar ir, cuándo ese momento llegaba cada 15 días exactamente, el espíritu se me desangraba, el llanto brotaba a gritos por mis ojos que alguna vez, una primera vez prometieron aferrarse a tu luz. Cada viernes las manos rasgaban la tierra, era mi cuerpo desprendiéndose de su parte más vital y es que siempre a las malas y por culpa de mi presión descontinuada nos obligaron a romper el cordón que no unía. Cuando naciste no era hora, pero ese episodio de dolor que desgarró nuestra unión me hizo notar que eras la parte de mi ingenua vida que más iba a necesitar, solo así permanecer en paz conmigo, con la razón y con las inconformidades de tu padre, sería más llevadero que incontrolable. Él me castigó con sus odios, me tocaba solo para repudiarme y en seguida la deud...

Querido:

H ay un lugar en mi planeta, en mis días, ese lugar alberga tu voz y con ella sueño. Los árboles tienen tu forma y las mariposas arrastran de las flores el olor de tu cabeza y sus descabellados pensamientos. En mi hogar gobiernan tus días soñados, cada objeto es un pretexto para acostumbrar la ilusión de conservar tu recuerdo como las flores, que eternizadas, alimentan mis paredes. El agua de aquí, además de nutrirme las lágrimas, resbala en la piel que por horas solloza epis odios de espumas bajo la regadera. Las sillas evocan el tacto y a manera de estalactitas clavan los poros como si tus manos aun insistieran en aferrarse a los latidos que ya no pretendes. Aquí en esta cama una almohada reemplaza tu calor, no es lo mismo, sigo sintiendo frío en el verano, eco en mis preguntas y orfandad en el pecho, el vientre me llora tus fantasmas y los ojos te cuentan cada mañana que ya ni duermo, que derraman tu vacío inquebrantable como si el mar habitara dentro de ellos y mi planeta cada vez...