Hubo un día grandioso, especial. Ese día iba a ser inolvidable, sin embargo las cosas se hicieron intracendentes el día que morí, el día que la otra parte tuvo el valor o tal vez el miedo de negar que juntos estuvimos de frente a un altar donde el amor se evoca en el sacrificio. "No fue nada, nunca pasó" Supe que mentiste para agradar. Me negaste aún cuando yo mantengo tu memoria en casa, aún cuando sigo escribiéndole a tu alma perdida en el infierno del mundo, de la obviedad. Rompiste el pacto aún en lo más profundo del alma, donde se supone que quedaría guardado nuestro encuentro, nuestro amor. Todavía me quedan algunos cigarrillos para dibujar tu ausencia entre el humo. todavía me quedan noches de sábado, ahogadas en licor y lágrimas. Todavía después de descartarte, me queda la nausea de nuestros días juntos. Sabes, algunas mañanas me detengo ante la cama, me veo sujetada al espejismo que me dejas cada domingo, las mismas lágrimas de cada día en que me sujetaba...