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Mostrando entradas de enero, 2019

Afuera La Gente De Fiesta

Los primeros sintomas del desconsuelo se prenden de los vestidos como polillas, se comen las fibras inocentes de la eternidad.  Cada hora del día lo aparta de mí, mientras en el palpitar de las aves vibran besos ocultos que el viento deposita en su terraza.  Me creo distancias invisibles y los edificios se apilan como los árboles del bosque que nos arropan al contacto inapropiado.  Cada calle lleva su rastro pero en la esquina ilógica de las glorietas se pierde la niña de nuestras fantasías, la que no nació pero que se reviste del azul nocturno, bajo los danzantes velos del cielo. Al amor inexplorado le corresponden los lugares invisibles, su cuerpo con el mío respira al margen de los márgenes y nuestra carne hoy llora, grita, sangra y ama. Los últimos síntomas del desconsuelo son la promesa. Mi último pensamiento será suyo como el último verso de mi parpadear herido al no poder dejar de llorar. De nuevo está agosto esperando por m...

El Hombre Imaginario

Invisible en la vía, con el riesgo de ser fugaz o apostarse como la carta escondida bajo la manga, así el niño fantasma juega con mi vestido y me lo quita y me lo hace poner, con alas o sin ellas, naciendo en mis vuelos, en mi cuna de niña, en mis bragas de dama. Verso oculto de mis versos, aliento de las calaveras que se niegan a fundirse con la tierra, custodio de los tesoros enterrados. Cualquier plegaria es un hechizo para invocar a la criatura andante, su voz arranca las raíces que no debo echar y sus lágrimas son fina plata en las que toda sirena desea nadar. En su extraña sombra de ópalo revientan mis deseos, ahí habito yo, con mis abrazos liberados de las cadenas del amor, apenas aventurada al juego párvulo de los besos, escasos pero leales. Me basta con apagar la luz para abrigarlo con mis sábanas, el niño imaginario se enferma en la imposibilidad de amarme y jamás se recupera, a él le cuesta hablar de mí, así yo sea un pájaro libre danzando en su memoria. El niño i...